Medicina: cuidados paliativos SÍ, eutanasia NO

Los médicos pedimos para nuestros enfermos graves cuidados paliativos y no eutanasia. No queremos ser cómplices de una ley de suicidio asistido. Desde Hipócrates, el padre de la medicina griega, ser médico consiste en curar, aliviar y acompañar. Procuramos conocer bien cómo tratar cada dolencia. Si no podemos curarla, procedemos a disminuir el dolor y sufrimiento que causa. Pero si no podemos curar ni aliviar, no dejamos sólo al paciente, le acompañamos hasta el desenlace final.

El juramento hipocrático es el mayor tesoro de nuestra profesión. Nos hace grandes. Nos identifica con el compromiso de procurar el bien del paciente. Y como todos seremos enfermos en algún momento, qué confianza da saber que los médicos que nos atenderán son así.

En octubre de 2019, la Asociación Médica Mundial, reunida en Tiflis, Georgia, reiteró en un nuevo comunicado la condena a la eutanasia y al suicido asistido médico.

La ley de eutanasia del gobierno español

El gobierno actual español pretende sacar adelante una nueva ley de eutanasia, evadiendo los trámites y discusión que supone un proyecto de ley. Quiere hacerlo por la vía rápida, como proposición de ley. Lejos de legislar para defender la dignidad de sus ciudadanos en los días finales de su vida -y que menos que poder morir rodeado de los que te quieren-, los nuevos gobernantes dicen que sería más compasivo que los pacientes pudieran acelerar su muerte. Por eso, dicen que sería conveniente que los médicos los ayudaran a morir con dignidad. Si no fuera cierto, no nos lo creeríamos: ¡qué triste y qué hipócrita!

Dicen esos políticos del pragmatismo y del utilitarismo que la eutanasia es una demanda social y que hay que respetar la autonomía del paciente. Se atreven a pedirnos a los médicos que aceleremos la muerte de nuestros enfermos (suicido asistido) sin cumplir su obligación de gobernantes, que es la de velar por una adecuada prestación sanitaria de cuidados paliativos. Son esos cuidados los que permiten fallecer al modo humano, esto es, de la forma más digna posible.

Es terrible comprobar la falta de humanidad de algunos; y peor ver cómo quieren contagiar su miseria e imponerla con la mentira. Se aplica aquí más que nunca el dicho “piensa el ladrón que todos son de su condición”. Habrán sufrido carencias afectivas y vivido malas experiencias; y no han tenido oportunidad de aprender lo deseable en una buena familia, escuela y universidad.

La tragedia de la eutanasia en Holanda y Bélgica

La experiencia de Holanda y Bélgica, donde las leyes de eutanasia están vigentes desde hace años, es aterradora. Así lo describe el médico holandés H. Hendin en su libro “Seducidos por la muerte” (Ed. Planeta, 2009). Explica cómo se ha generado una cultura de muerte: cuando las personas alcanzan la ancianidad o se ponen gravemente enfermas, sienten la presión social de que estorban y ocasionan gasto innecesario. ¡Qué angustia! Y no cabe esperar comprensión por los “pseudo-médicos” que, en lugar de alivio, consuelo y esperanza, recuerdan a sus pacientes que pueden poner fin a la vida cuando lo deseen.

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