Fin de la pandemia de COVID-19: ¿miedo a rebrotes?

La OMS declaró ayer, 5 de mayo, el fin de la pandemia de COVID-19 como emergencia sanitaria global. La pandemia se ha prolongado durante tres años y medio. Se han confirmado cerca de 700 millones de casos y 7 millones de fallecimientos. Estas cifras son una infraestimación de los números reales (COVID-19 Excess Mortality Collaborators. Lancet 2022). Más del 85% de la población mundial se ha infectado en algún momento por SARS-CoV-2 o se ha vacunado, de modo que hay suficiente protección inmunitaria global. 

No se espera que las nuevas variantes de SARS-CoV-2 supongan un riesgo de rebrote. De todos modos, continuarán emergiendo nuevas mutantes del virus, que serán rastreadas por los sistemas de vigilancia epidemiológica, como se hace con la gripe. De igual modo, es probable que dosis de recuerdo de la vacuna de COVID-19 se recomienden en los otoños próximos, junto con la vacuna de la gripe, especialmente en grupos de población más vulnerables, como los ancianos.

Primera vacuna frente al virus respiratorio sincitial

La declaración de la OMS del fin de la pandemia de COVID-19 ha coincidido con la aprobación de la primera vacuna protectora contra el virus respiratorio sincitial (VRS) (Vidal M. Nature 2023). Es una noticia importante y esperanzadora. 

Todos los otoños e inviernos hay brotes de infecciones respiratorias víricas por tres agentes principales: influenza (gripe), VRS y coronavirus (SARS-CoV-2 desde hace 3 años). En ocasiones puede coincidir la tripledemia. Los ancianos y los pacientes con enfermedades crónicas del pulmón y corazón son los que tienen mayor riesgo de formas graves. Además, los bebés pueden padecer bronquiolitis graves por VRS. 

La nueva vacuna del VRS está comercializada por GSK y se administrará a los mayores de 60 años; pero no a los bebés. Hay otras dos vacunas frente a VRS que probablemente recibirán también aprobación en los próximos meses, una de Pfizer y otra de Moderna. Esta última utiliza ARNm, como la primera vacuna desarrollada frente a COVID-19.

Sobreinfecciones bacterianas en las neumonías víricas

En la actualidad disponemos de vacunas protectoras y antivirales frente a los 3 virus respiratorios causantes de infecciones pulmonares con mayor frecuencia. Las infecciones respiratorias son la causa principal de fallecimiento por infecciones en el mundo (GBD 2019 Collaborators. Lancet 2022).  

Como ha demostrado un estudio español reciente, la sobreinfección bacteriana empeora el pronóstico de las infecciones víricas respiratorias, como la gripe (Arranz-Herrero y cols. Int J Infect Dis 2023). La neumonía bacteriana es una complicación de pronóstico grave. Por tanto, es recomendable introducir antibióticos tan pronto como hay sospecha de sobreinfección bacteriana en una infección vírica respiratoria (Fernández-Montero y cols. Intern Emerg Med 2022). A la vez, debe evitarse el uso indiscriminado de antibióticos en las virasis, si no hay evidencia de sobreinfección bacteriana.

Vacunas y antivirales frente a virus respiratorios

Como era previsible, la medicina de las infecciones víricas respiratorias ha experimentado un avance muy importante. Se han comercializado tests rápidos diagnósticos y ahora hay vacunas frente a los tres virus respiratorios epidémicos (gripe, VRS y SARS-CoV-2).

También se han desarrollado antivirales frente a todos ellos: oseltamivir, zanamivir, peramivir y baloxavir para gripe; nirmatrelvir para SARS-CoV-2; y el prometedor EDP-938, que ya ha superado los ensayos clínicos en fase II (Ahmad y cols. N Engl J Med 2022). Es previsible que nuevas formulaciones de estos antivirales permitan mejorar su eficacia, por ejemplo, aquéllas con actividad prolongada podrían utilizarse de forma preventiva con una sola inyección, una vez llegue el otoño o se prevean epidemias intensas (Soriano y cols. Future Microbiol 2022).