Ausencia de causa genética para la homosexualidad

Alrededor de un 5% de la población occidental ha tenido relaciones homosexuales. No hay grandes diferencias entre sexos y predomina en ambos casos la bisexualidad sobre la homosexualidad exclusiva. Dada la aparente agregación familiar, algunos han sugerido que podría haber un determinante genético para la orientación sexual. De este modo, dicen que la homosexualidad vendría dada al nacer más que condicionada por factores culturales y sociales (“nature versus nurture”). 

La revista Science acaba de publicar el estudio más extenso hasta la fecha que ha investigado si existe un hipotético “gen gay” (Ganna et al. Science 2019; 365: 882-90). Se han analizado cerca de medio millón de personas de Inglaterra y Estados Unidos. La conclusión es que no hay un gen de la homosexualidad, aunque múltiples variantes en diversos genes pueden influenciar – siempre en bajo grado- la orientación sexual. 

Dos de las variantes asociadas con la conducta sexual se relacionan con genes del olfato (11q12.1) y de sensibilidad hormonal y calvicie en varones (15q21.3), respectivamente. No se observó ninguna asociación con genes en el cromosoma X, una hipótesis que en su momento despertó gran interés (Hamer et al. Science 1993; 261: 321-7), aunque nunca se confirmó.

El estudio de Science también subraya que no parece existir una dimensión en la conducta humana que vaya de la heterosexualidad a la homosexualidad, sobre la que se posiciona cada individuo. De este modo, se niega la validez de las escalas de orientación sexual de Kinsey o de Klein Grid, utilizadas en muchos tests psicológicos. Por el contrario, los autores señalan que el análisis genético de la homosexualidad se asocia a rasgos del carácter como soledad, apertura a nuevas experiencias, conductas de riesgo y trastornos mentales (p.e., depresión y esquizofrenia). 

Además, en el caso de los varones homosexuales, la mayor frecuencia de promiscuidad en este grupo se ha asociado al rebrote de infecciones de transmisión sexual (ITS) en los últimos años, coincidiendo con la pérdida del miedo al VIH y al sida (Soriano & Del Romero. AIDS Rev 2018; 20: 187-204), en buena parte gracias a la eficacia de los antirretrovirales.

Los resultados de este trabajo son importantes y refuerzan la evidencia biológica natural que persigue defender que la reproducción en las especies es la razón de ser del dimorfismo sexual complementario. Las ideologías que defienden que la orientación sexual debería ser una elección del individuo no tienen ningún fundamento, van en contra de la biología y no tienen ninguna justificación genética.

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