La hepatitis B es la causa principal de cáncer de hígado

A pesar de existir una vacuna y varios antivirales orales, la hepatitis crónica B constituye la causa principal de cáncer de hígado en el mundo. La OMS estima que hay 290 millones de personas con hepatitis crónica B en el planeta y que el virus B causa cerca de un millón de muertes cada año. En España, un estudio reciente ha alertado sobre el aumento de las hospitalizaciones por hepatitis B, cada vez en mayor proporción por cáncer de hígado (Ramos-Rincón y cols. Aliment Pharmacol Ther 2022).

Estas cifras contrastan con el pronóstico favorable que tiene hoy día la hepatitis C, que está en retroceso a nivel mundial, gracias a la curación con los nuevos tratamientos antivirales. La OMS estima que el número de infectados ha caído a 58 millones desde los 75 millones de hace una década. Tres meses de medicación oral erradican la infección por el virus C en la mayoría de pacientes tratados. Desde ese momento, el riesgo de cirrosis y de cáncer hepático disminuyen considerablemente. De hecho, las hospitalizaciones en España por complicaciones de la cirrosis por virus C han disminuido significativamente desde 2015 (Ramos-Rincón y cols. J Viral Hepat 2022).

Desde hace más de 20 años, la vacunación frente al virus B se realiza en todos los bebés en España. De este modo, muchos de los nuevos diagnósticos de hepatitis crónica B se realizan en inmigrantes que proceden de regiones endémicas en África, Sudamérica o Asia. La medicación antiviral oral con tenofovir o entecavir logra reducir la carga viral a niveles indetectables en casi todos los pacientes tratados, pero el virus B no se elimina. Permanece acantonado, en silencio, dentro de los hepatocitos. Si el tratamiento se suspende, se reactiva. Por tanto, el tratamiento antiviral frente al virus B es de por vida, como la insulina en los diabéticos.

El virus de la hepatitis B se transmite especialmente por vía sexual, de modo que las personas con promiscuidad son las más expuestas al contagio. También son más susceptibles de infectarse los sujetos que utilizan drogas por vía intravenosa. Es importante subrayar que una pequeña proporción de sujetos vacunados pueden perder la protección inmune, de modo que pueden sufrir una hepatitis B si tiene prácticas de alto riesgo de exposición. Por ello, es importante examinar los marcadores de hepatitis B en todos los adultos al menos una vez en la vida, cuando entran en contacto con el sistema sanitario por cualquier motivo. Si no tienen anticuerpos protectores deberían vacunarse. Precisamente acaban de comercializarse nuevas vacunas trivalentes frente al virus B que son más eficaces. Si tienen una hepatitis crónica B hasta entonces desconocida, deberían tratarse con antivirales y examinarse sus contactos próximos (Weng y cols. CDC. MMWR 2022).

Una última consideración respecto a la hepatitis B se refiere al riesgo de superinfección por el virus de la hepatitis delta. Los individuos con una hepatitis crónica B, aunque estén asintomáticos, pueden sobreinfectarse por el virus D. De forma excepcional, éste es un virus defectivo que sólo infecta a pacientes portadores del virus B. La coinfección B + D produce la forma más grave de hepatitis crónica viral, con progresión a cirrosis en más de la mitad de los casos en menos de 5 años. A diferencia de la hepatitis B, no hay vacuna frente al virus delta y solo desde hace poco tiempo está disponible la bulevirtida, un antiviral que se administra por vía subcutánea (Wedemeyer y cols. Lancet Infect Dis 2022). Es necesario excluir la presencia de hepatitis delta en todos los pacientes con hepatitis crónica B, puesto que el pronóstico y el tratamiento son muy distintos. De forma creciente, el pequeño grupo de pacientes con hepatitis delta que hay en España dan cuenta de una desproporcionada proporción de hospitalizaciones por cáncer de hígado (Ramos-Rincón y cols. Hepatol Int 2022). Los avances en terapia antiviral frente al virus delta son una prioridad. Existe la esperanza de que, en un futuro próximo, utilizando terapias de combinación, la hepatitis delta pueda ser curada (Soriano y cols. Future Microbiol 2022).