El VIH-2 es una variante del VIH menos virulenta que el clásico agente del sida, el VIH-1. Ambos se transmiten mayoritariamente por vía sexual. En ausencia de medicación antirretroviral, la mayoría de portadores del VIH-2 evolucionan a sida tras 15-20 años.
Mientras que el número de infectados por VIH-1 en el mundo es de 38 millones, la cifra para VIH-2 es sólo de 1-2 millones. El VIH-2 es endémico en Africa occidental. La llegada continua de inmigrantes africanos a las costas españolas es la fuente principal de los nuevos diagnósticos en España.
Hasta diciembre de 2019 se habían comunicado 393 casos de VIH-2 en España. Se diagnostican unos 20 casos cada año. Los varones representan un 63%. La edad media en el momento del diagnóstico es de 42 años. Un tercio tenían menos de 200 linfocitos T CD4+/mm3. La coinfección con VIH-1 estaba presente en el 10%.
Los inhibidores no nucleósidos de la retrotranscriptasa, como rilpivirina y doravirina, no son activos frente al VIH-2. De los inhibidores de la proteasa, solo darunavir y lopinavir son eficaces. Todos los inhibidores de la integrasa son activos frente al VIH-2. De este modo, el arsenal terapéutico frente al VIH-2 es más reducido que para el VIH-1. Esta circunstancia, junto a la menor patogenicidad y la más frecuente selección de resistencias en el VIH-2, explican la demora que hasta ahora había para iniciar tratamiento.
La llegada de nuevos inhibidores de la integrasa, como dolutegravir y bictegravir, y de otros antirretrovirales está transformando la forma de abordar la infección por VIH-2. Todo apunta a que el tratamiento antirretroviral debe administrarse cuanto antes en las personas con VIH-2, tal como se hace en los infectados por VIH-1. Hay beneficio clínico para el paciente y se reduce el riesgo de transmisión a otros.
En su compromiso de formación universitaria de excelencia, UNIR ha incluido el debate sobre la inmigración, la atención sanitaria y las infecciones de transmisión sexual en el programa del Máster Oficial de Bioética, una titulación acreditada por la ANECA, de 60 créditos, impartida exclusivamente online, que dará comienzo en mayo de 2020.
Por otra parte, las oportunidades que ofrecen las nuevas tecnologías genéticas para tratar las infecciones crónicas víricas más globalizadas (hepatitis B, VIH-1, VIH-2, etc.) se debaten en profundidad en los foros del Curso de Genética Clínica y Medicina Personalizada). Es claro que en ausencia de medicación antiviral curativa, es prioritario desarrollar nuevos tratamientos erradicativos para esas infecciones víricas. La terapia génica y la edición genética representan la opción más esperanzadora.