En el año 2013, un comité de expertos en psiquiatría, el DSM-5, desestimó considerar como enfermedad la adicción a internet. Dado el creciente deterioro de la salud mental en adolescentes, se ha reconsiderado incluir el uso problemático de internet en el listado de trastornos psiquiátricos (Christakis & Hale, JAMA 2025). La OMS ya lo ha hecho en su último listado de la clasificación internacional de enfermedades (ICD-11).
Las experiencias digitales van mucho más allá de los videojuegos en los niños y adolescentes. Incluyen compras, apuestas, consultas, llamadas, citas, pornografía, etc. El tiempo invertido en la realidad virtual va en detrimento del dedicado a la verdadera realidad.
Sin presencialidad, las relaciones humanas y la interacción con las cosas adquieren un carácter blando y anónimo. En un mundo digital, la persona tiene poca implicación y exposición. De ese modo, el joven reduce su interés por la toma de decisiones y se vuelve más pasivo. Es más vulnerable y manipulable.
Adicción al móvil
El abuso de horas en internet es alarmante y puede llegar a ser adictivo y/o compulsivo, interfiriendo con las actividades diarias normales, incluyendo el sueño, la actividad física, hablar con otros, el trabajo profesional, etc.
La adicción es una patología, una conducta que afecta las obligaciones normales diarias. Un estudio en Estados Unidos ha alertado sobre el tiempo medio de uso de internet por parte de adolescentes: es de 9 horas diarias. Si el sueño ocupa 8-10 horas y la escuela al menos 6 horas, es claro que el móvil se utiliza en clase o quita horas de sueño. Por tanto, es una enfermedad.
Hay dos grandes grupos de adicciones, a sustancias y por comportamientos anómalos. Los trastornos por uso y abuso de sustancias incluyen el tabaco, el alcohol y las drogas. Los trastornos conductuales incluyen la adicción al juego (ludopatías), a los alimentos (bulimia), al sexo (hipersexualidad), al ejercicio físico, al trabajo (‘workoholics’), etc. A ellos hay que sumar el trastorno por uso problemático de internet.
Las adicciones tienen un mismo mecanismo fisiopatológico: proporcionar satisfacción y placer, a través de los circuitos neuronales de dopamina. Las adicciones producen tolerancia (cada vez se necesitan estímulos mayores) y dependencia (síndrome de abstinencia sino se procuran). El adolescente pierde el autocontrol y acaba siendo esclavo de su adicción. Su maduración personal y sus avances educativos y sociales se quiebran.
Ansiedad y depresión en chicas y pornografía en chicos
En un estudio realizado en 3.340 adolescentes en Inglaterra, aquéllos con trastornos mentales tenían un promedio mayor de horas de uso de móvil que los adolescentes sanos. La asociación entre uso de internet y enfermedad psiquiátrica era más evidente para trastornos ‘internalizantes’, como depresión y ansiedad, que son más frecuentes en las chicas (Fassi y cols. Nature Human Behavior 2025).
Por el contrario, la pornografía se asocia con más frecuencia al uso problemático de internet en varones (Martínez L. Nuestro Tiempo 2023). Mientras que la preocupación por la imagen propia es un motivo importante de inquietud emocional en las chicas, la competición y la violencia son especialmente atractivas para los chicos.
Cómo prevenir los trastornos mentales por abuso del móvil
Las tres ‘a’ que han impulsado el uso problemático de internet son ser accesible, asequible y anónimo. La accesibilidad se refiere a estar disponible donde quieras y siempre que quieras. En segundo lugar, es asequible porque es gratuito o a muy bajo coste. Por último, el anonimato deriva de la creación de perfiles y avatares.
El Dr. Miguel Ángel Martínez-González, médico y catedrático de salud pública, acaba de publicar un libro donde propone un listado de medidas para educar y evitar que los adolescentes caigan víctimas de la adicción a internet y padezcan trastornos mentales. El libro tiene por título ’12 soluciones para superar los retos de las pantallas’ (Planeta, 2025). El texto aborda los riesgos del uso abusivo del móvil y cómo los dispositivos electrónicos pueden dañar la personalidad del adolescente.
En una etapa tan crucial del desarrollo neurocognitivo, la herida por la adicción a internet sólo puede evitarse retrasando la edad de inicio, regulando el tiempo de uso y controlando los contenidos. Todo ello es responsabilidad de padres y colegios; y requiere apoyo con leyes por parte de los gobiernos y las empresas de nuevas tecnologías.