¿Y si la salud es algo más?

Ante un aforo de 400 médicos, el profesor Tyler VanderWeele, de la Escuela de Salud Pública de la Universidad de Harvard, impartió anteayer una conferencia sobre un nuevo modo de entender la medicina en la nueva era digital y tecnológica. Tuvo lugar en el centenario anfiteatro del Colegio de Médicos de Madrid.

Salud integral

VanderWeele empezó recordando que la OMS define la salud como aquel estado de completo bienestar físico, mental y social; más allá de la ausencia de enfermedad. A continuación, disecó esa definición y consideró por separado cada uno de sus elementos. 

La salud física se refiere sobre todo a la ausencia de patologías. Pero se puede ser feliz aún con una enfermedad crónica grave, siempre y cuando procuremos controlar el dolor físico que pueda producir. Esa es una de las razones principales por las que los médicos defendemos los cuidados paliativos

La salud mental y el bienestar emocional se refieren a la adecuación de la conciencia y el actuar humanos. Atienden al significado de la vida para cada persona. Tiene que ver con el propósito vital de la persona; con el carácter y la práctica de las virtudes; con el modo  que cada uno tiene de alcanzar sus fines; con la conducta ética. La percepción de la verdad, del bien y de la belleza son innatos y nos ayudan a definir nuestros propósitos. Al procurar actuar de acuerdo con esos ideales, podemos sacar lo mejor de cada uno. Por el contrario, una conducta sin compromiso con los propios ideales puede llevar a la falsa justificación y al autoengaño.   

La salud social está condicionada por las relaciones interpersonales. VanderWeele señaló que se forjan principalmente en la familia, en el trabajo y en las comunidades con creencias religiosas (https://doi.org/10.1007/s10654-023-00964-y). Por el contrario, el aumento de la soledad en muchas sociedades occidentales hace infeliz a mucha gente. 

VanderWeele subrayó que existe una dimensión adicional que contribuye a la salud integral y que permite alcanzar una vida plena. Se trata de la estabilidad económica. La ausencia de una mínima seguridad financiera dificulta la percepción de satisfacción que puedan producir el bienestar físico, mental y social.

El análisis y la revisión de la literatura médica y psicológica han permitido identificar 5 esferas determinantes del grado de felicidad en muy diferentes culturas y ámbitos geográficos. Se trata de: 1) salud física y mental; 2) alegría y satisfacción con la propia vida; 3) propósito y sentido de la vida; 4) carácter y virtudes; y 5) buenas amistades. 

Escala de felicidad

A continuación, VanderWeele se preguntó si sería posible cuantificar la plenitud de vida en las personas, considerando las diferentes esferas de la salud. El propósito es claro: medir la felicidad; objetivar lo subjetivo. Si eso fuera posible, se podrían comparar los grados de felicidad en distintos grupos de población (edad, sexo, formación cultural, nivel económico, etc.) y también en diferentes países. 

El equipo de Harvard ha propuesto un índice de felicidad, que ha sido validado en diferentes grupos de población. Consiste en 12 preguntas puntuadas del 1 al 10, que pueden responderse en el móvil o en el ordenador en solo 2-3 minutos. Es interesante conocer que una encuesta en Estados Unidos ha proporcionado valores promedios alrededor de 7’5 en la población general. ¿Cuál es tu índice?

VanderWeele subrayó que la identificación de los determinantes de felicidad podría ser de gran ayuda para los gobernantes. Son una referencia clara y objetiva para la elección de políticas en un determinado país. Pueden ayudar a promover iniciativas para que los ciudadanos sean más felices. De igual modo, brindan la oportunidad de reducir el riesgo de situaciones que sabemos producen insatisfacción personal.

Salud mental en jóvenes

VanderWeele se refirió a la caída global en bienestar emocional en la población infanto-juvenil, acentuada tras la pandemia de COVID-19. La evidencia científica sugiere que la sobreexposición a diversos instrumentos tecnológicos, como los smartphones y a las redes sociales, han dañado las relaciones interpersonales, anulando el beneficio de la interacción presencial. 

Por otro lado, la sobreabundancia de información y las noticias tóxicas y manipuladoras han hecho mella de forma especial en los más jóvenes, que están en una etapa de maduración humana más crítica. Esa vulnerabilidad ha favorecido un verdadero brote epidémico de trastornos psiquiátricos en los adolescentes. Son muchos los que solicitan que haya una regulación del contenido y del acceso a las redes sociales.

Promoción de salud integral desde los hospitales y universidades

Por último, VanderWeele subrayó la necesidad de adecuar la formación humanista a la par que la educación tecnológica en las facultades de Medicina. El buen médico no solo debe saber cómo diagnosticar y qué medicamentos prescribir, sino sobre todo cómo atender bien a cada paciente. Debe saber reconocer que las prioridades frente a la enfermedad no son las mismas para cada persona enferma.

Ante la presión de los sistemas sanitarios por reducir los gastos o maximizar los beneficios económicos, VanderWeele subrayó la importancia de contar con el personal sanitario, sobre todo médicos y enfermeras, en la gestión y en las normativas. Las decisiones sobre la sanidad que se toman sin escuchar a los profesionales degradan su valor de servicio a la sociedad. VanderWeele se refirió a la libertad de expresión de los profesionales y al beneficio de encontrar espacios de diálogo cuando hay opiniones encontradas, donde ideas diferentes pueden confluir y ayudar a construir propuestas mejores para todos. En cualquier caso, frente al intrusismo político en la práctica médica, debe prevalecer el derecho a la objeción de conciencia cuando la normativa se oponga a la propia conciencia.