La edición genética debe ser regulada

En la actualidad, CRISPR/Cas9 es la herramienta genética que mejor permite modificar el genoma humano. Puede utilizarse en células somáticas y en células germinales. También en adultos o en embriones. En la primera situación, las células responsables de una enfermedad pueden alterarse con objeto de evitar o reducir sus consecuencias de ahí en adelante. En el segundo caso, la modificación de óvulos y/o espermatozoides implicará la transferencia del cambio genético a la descendencia. Esta forma de eugenesia podría eliminar una mutación asociada a una enfermedad hereditaria grave (p.e., talasemia), pero suscita un sinfín de cuestiones éticas, además de problemas biológicos no resueltos.

Existen dos grandes objeciones éticas a la edición genética de embriones humanos en el momento actual. La primera se refiere a la producción de daño imprevisto, como efecto colateral del CRISPR, tal como han subrayado varios artículos de este mes (Cullot et al. Nat Commun 2019; Rezza et al. Sci Rep 2019h). Se comprende fácilmente el temor por esos efectos inesperados tras utilizar CRISPR/Cas9.

La segunda objeción ética se refiere a la manipulación de óvulos fecundados durante la fase preimplantatoria tras la fecundación in vitro, con eliminación o descarte de una proporción de ellos. La Academia Nacional de Ciencias de Estados Unidos señala que el uso de CRISPR/Cas9 en células germinales sólo se justifica bajo tres presupuestos: i) se pretende evitar una enfermedad grave; ii) no haya otras alternativas razonables; y iii) bajo una supervisión muy estrecha.(http://www.nasonline.org/news-and-multimedia/news/Human-Genome-Editing-Report.html).

Tras el escandalo en noviembre de 2018 de la comunicación del nacimiento de dos gemelas en China que habían sido modificadas genéticamente, las alertas sobre el control y la regulación de la aplicación de CRISPR/Cas9 en humanos se han intensificado. En el experimento chino no hubo consentimientos, ni aprobación por comités éticos ni publicación en una revista científica de los cambios ocurridos antes y después de CRISPR en esos embriones, que luego nacieron. Se trata de una investigación fraudulenta, en palabras de los expertos (Lantos J, JAMA Pediat 2019; Daley et al. N Engl J Med 2019)   

Esta semana, la revista Nature ha publicado la propuesta urgente de un panel internacional para establecer una moratoria de 5 años para realizar estudios clínicos con edición genética heredable en humanos (Lander et al. Nature 2019). Se señala que por ahora los riesgos son mayores que los beneficios. En una carta en el mismo número de la revista, Francis Collins, co-director del proyecto que secuenció el genoma humano completo en 2001, señala que hay líneas que no deben cruzarse, y que sería poco inteligente y no ético hacerlo, con respecto a nuestra propia especie (Wolinetz & Collins. Nature 2019)

La tecnología de CRISPR/Cas9 es extraordinaria y tiene un largo recorrido. Es probable que muchas de las dificultades que ahora existen se superarán en mayor o menor grado, incluyendo las dificultades de vehiculización y tasas bajas de corrección con éxito. Por el momento, la aplicación de CRISPR en células somáticas ha abierto grandes esperanzas en el tratamiento de algunas enfermedades graves, como la anemia drepanocítica o la distrofia muscular. Además, es previsible que la aplicación intrauterina de las tecnologías de edición genética permita reducir el daño ocasionado por mutaciones diagnosticadas en fases más o menos tempranas de la gestación. En este sentido, la creación de mosaicos podría paliar el daño completo en el adulto. Además, los avances en el diagnóstico genético fetal a partir de sangre de la madre gestante suponen una ayuda y alternativa excelente a la fecundación in vitro y la selección/manipulación preimplantatoria de embriones.

En Madrid, el próximo martes 9 de abril a las 17.00h tendrá lugar una sesión especial sobre Edición genética, dentro del master de Bioética que organiza la Universidad Rey Juan Carlos. Serán ponentes el Dr. Nicolás Jouvé, catedrático de genética, y el Dr. Vicente Soriano, profesor titular de la UNIR.