Test rápido del antígeno: una esperanza en la segunda ola de COVID-19

El test de antígeno del COVID-19 es una esperanza frente a la segunda ola. Así lo recogen algunas de las más prestigiosas revistas médicas (Nature 2020). El repunte de casos de coronavirus confirmados por PCR ha frenado la vuelta a la normalidad tras el retorno de las vacaciones. En España se comunican a diario más de 10.000 casos, los hospitales empiezan a saturarse y los fallecidos aumentan. Los brotes ocurren en muy distintos lugares. A ello contribuyen la vuelta de los niños al colegio, de los estudiantes a las universidades, de los adultos a sus trabajos y, sobre todo, que ahora hay posibilidad de hacer muchos más tests diagnósticos, lo que no era posible durante la primera ola de la pandemia.

Las pruebas de PCR son molestas para el paciente, caras (100 €), tardan 24h en dar resultados, requieren laboratorios especializados y sobreestiman quién es contagioso. Desde hace una semana todas estas desventajas pueden solucionarse con los nuevos tests de antígeno del SARS-CoV-2. Al igual que los tests rápidos de anticuerpos, se trata de láminas rectangulares de plástico de 5 cm. Sin embargo, el test de antígeno no utiliza una muestra de sangre capilar, obtenida tras pinchar el dedo. Con una torunda se recoge exudado nasofaríngeo del paciente -como en la PCR-, pero el resultado está en menos de 30’. Cada test de antígeno cuesta menos de 5 € y se hace junto al paciente, sin requerir ningún instrumental de laboratorio. 

Más importante aún: la aparente menor sensibilidad respecto a la PCR en realidad es una ventaja: diagnostica mejor el periodo de contagiosidad, que hoy sabemos no va más allá de 7-10 días tras el inicio de los síntomas. La PCR, por el contrario, puede confundir, pues puede dar positividad durante varias semanas tras resolverse los síntomas, cuando el paciente ya no es contagioso.

Una característica de la infección por el nuevo coronavirus es que la contagiosidad de los infectados se inicia 2 días antes de iniciar los síntomas (He et al. Nat Med 2020), lo que dificulta mucho el aislamiento de casos y la prevención de contagios. Se estima que casi la mitad de todos los contagios podrían ocurrir en la fase de incubación. De ahí lo difícil que es frenar la transmisión del virus, puesto que todavía no han aparecido los síntomas en los infectados. 

Es previsible que la primera generación de tests del ‘antígeno del COVID-19’ mejoren rápidamente, de modo que en los próximos pasen a ser similares a los tests de embarazo. Se examinará saliva, se venderán en farmacias en packs de 25-100, se podrán hacer en casa y tantas veces como se desee. Se utilizarán antes de viajar, de volver al colegio o a la universidad, de asistir a reuniones familiares y profesionales, etc. y siempre que haya habido una exposición de riesgo o síntomas compatibles. La identificación fácil de los infectados permitirá aislarlos de forma rápida y evitar que transmitan el coronavirus a otros.  

La disponibilidad de los nuevos tests de antígeno no evitará seguir con el distanciamiento social, el uso de mascarillas y la realización de actividades en espacios abiertos. Pero ayudará a seleccionar quién debe y quién no debe hacer aislamiento y cuarentena. Los tests de antígeno son la mejor herramienta para identificar y aislar a los ‘super-contagiadores’, esos que producen los mayores inóculos del coronavirus. Si se generalizan los tests de antígeno, podrán permitir recuperar un ritmo de actividad más normal y evitar la parálisis social y laboral por incertidumbre y confinamientos. En cualquier caso, sólo la protección derivada de una vacuna eficaz pondrá punto final a la pandemia.

Las restricciones de movilidad, los micro-confinamientos y los problemas laborales y sociales que suscitan las medidas que se adoptan frente a COVID-19 han sido revisadas por expertos en un Curso especial de COVID-19 que ha organizado UNIR, la universidad online. Entre las conferencias más vistas destacan:  

Muchas de las cuestiones de ética médica suscitadas durante la pandemia del COVID-19 han sido debatidas en un reciente artículo firmado por varios profesores del Master de Bioética de UNIR, un título oficial que se imparte exclusivamente online.