Antirretrovirales en la infección por VIH-2

La infección por VIH-2 puede producir SIDA, como la infección por VIH-1. En contra de la opinión generalizada de que se trata de una variante benigna del virus del SIDA, un grupo sueco ha publicado el seguimiento durante décadas de una cohorte de 464 personas infectadas por VIH-2 en Guinea-Bissau (Lancet HIV. doi: 10.1016/S2352-3018(18)30254-6; Epub ahead of print). La mitad desarrollaron enfermedades diagnósticas del SIDA durante el periodo de estudio, tras un promedio de 14 años tras adquirir la infección. En un grupo control de 408 pacientes con VIH-1, el SIDA apareció tras una media de 6 años. Ningún paciente fue tratado con antirretrovirales con anterioridad al desarrollo de SIDA. Destacó una cifra de linfocitos T CD4+ más elevada en el momento del diagnóstico del SIDA en los sujetos con VIH-2 respecto a los infectados por VIH-1 (18% versus 8%, respectivamente). Dado que no hay unas guías de tratamiento específicas para VIH-2, los autores suecos señalaron que deberían recibir medicación de forma más precoz, aun con linfocitos T CD4+ elevados, especialmente cuando tengan viremia detectable. 

Aunque actualmente se recomienda la medicación antirretroviral a todas las personas infectadas por VIH-1, con independencia de la cifra de linfocitos T CD4+, esta recomendación ha sido cuestionada para los pacientes con VIH-2, porque la patogenicidad del virus es menor y porque el número de antirretrovirales efectivos es más reducido. Varios grupos han subrayado el menor beneficio del tratamiento antirretroviral en la infección por VIH-2 respecto al VIH-1, aun utilizando antivirales para los cuales el virus es sensible.

El grupo español de VIH-2, coordinado por la Dra. Carmen de Mendoza, ha publicado recientemente (J Antimicrob Chemother, in press) datos del registro de casos español y del tratamiento con inhibidores de la integrasa en 44 pacientes con VIH-2. Hasta diciembre de 2018 se habían comunicado en España un total de 372 individuos infectados por VIH-2. Se trata de varones en un 63% y un 75% proceden del África subsahariana. Sólo 55 (15%) son españoles de nacimiento. A diferencia del VIH-1, la mayoría de los portadores del VIH-2 se han infectado tras mantener relaciones heterosexuales.

Los nuevos casos de VIH-2 diagnosticados en 2018 en España suman 16, siendo todos ellos africanos. Se han identificado en Barcelona, País Vasco y Almería. Los casos de País Vasco corresponden a mujeres gestantes subsaharianas que vienen a dar a luz a España, para evitar el contagio de sus recién nacidos. En el caso de Almería, los diagnósticos de VIH-2 se hacen entre los muchos inmigrantes que alcanzan sus costas y es un hallazgo no conocido, que de forma fortuita se hace en el chequeo médico de inmigración.

Es importante aumentar el índice de sospecha del VIH-2 en España, tanto en inmigrantes asintomáticos como en españoles nativos que han mantenido relaciones sexuales con ellos, para evitar la transmisión silente del virus. La proporción de población sin diagnosticar con VIH-2 en España puede ser mayor que la que desconoce ser portadora del VIH-1, porque el diagnóstico tardío se da con mayor frecuencia.

El incremento de casos de infecciones de transmisión sexual (ITS) es un campo abonado para la expansión del VIH-2 (Soriano V & Del Romero J. AIDS Reviews 2018; 20: 187-204). Debe facilitarse el screening del VIH-1/2 en todos los pacientes que consultan con ITS y, de forma global, es prioritario desarrollar programas de educación y prevención de ITS. En este sentido, la UNIR ha organizado con los mejores especialistas españoles un curso de ITS para la próxima primavera (https://www.unir.net/salud/programa-avanzado-infecciones-transmision-sexual/549203621662/).