Coronavirus: ¿hasta cuándo?

¿Hasta cuándo durará la pandemia por el nuevo coronavirus? El alarmismo y las medidas adoptadas frente al COVID-19 no tienen precedentes. Hasta hoy, se han comunicado cerca de 100.000 personas infectadas en el mundo, de las cuales 3.500 han fallecido. 

El virus se ha propagado desde China a más de 75 países. Las cifras aumentan de día en día; y de forma exponencial en muchos lugares. Sin embargo, todo apunta a que la pandemia remitirá en verano. Los coronavirus, como otros virus respiratorios, se transmiten menos en las épocas estivales. Es lo que pasó con la epidemia del SARS en 2002-2003.

Son varias la razones que explican la menor propagación de las pandemias respiratorias víricas, como las ocasionadas por la gripe, el virus respiratorio sincitial o los rinovirus. Las 4 principales son:

  1. La temperatura elevada reduce la estabilidad de los virus en las superficies externas. Se estima que la viabilidad de los virus con envoltura, como el coronavirus, no va más allá de 4 horas.
  2. Los rayos ultravioleta solares inactivan a los virus, de modo que los días largos estivales actuarían como antisépticos.
  3. Las temperaturas altas reducen el riesgo de faringitis y de infecciones de las vías respiratorias.
  4. Las aglomeraciones de personas son más frecuentes en invierno, cuando pasan periodos más prolongados en espacios cerrados. La proximidad favorece la transmisión viral.

Hay otra razón importante que contribuirá a frenar la pandemia. La población susceptible de infectarse por el coronavirus se reduce progresivamente a medida que la epidemia se propaga. Cuantas más personas se han infectado, menos quedan como susceptibles de hacerlo. En España es esperable que el pico del COVID-19 ocurra durante este mes de marzo y abril, de modo que a partir de mayo serán muchas menos las personas que puedan infectarse.

La tragedia china

Gran parte del drama que se vivió a principios de año en la provincia de Hubei, cuya capital es Wuhan, fue el resultado de una crisis de atención sanitaria. La avalancha de pacientes a los hospitales y a los centros de salud en un plazo de 2 a 3 semanas desbordó las prestaciones sanitarias y los servicios médicos que tiene el gigante asiático. 

En un país donde un gran número de ancianos viven solos, la cuarentena a la que fue sometida Wuhan, una ciudad de más de 11 millones de habitantes, supuso que muchos ancianos no recibieran los cuidados mínimos. Ante la imposibilidad de salir de su domicilio, gran parte fallecieron por desatención social y sanitaria. Por no hablar de la carencia de alimentos.

Quizás muchos hubieran sobrevivido si se hubiera asegurado que recibían una buena hidratación, medicación de otras enfermedades acompañantes (diabetes, insuficiencia cardiaca, etc.) y el tratamiento antibiótico de las sobreinfecciones respiratorias.

Contención de la epidemia de Covid-19 en occidente

En Europa y Norteamérica, el objetivo fundamental es que la propagación del coronavirus se ralentice. La suspensión de actividades que suponen la aglomeración de personas, esto es, conciertos, colegios, universidades, transportes públicos, etc. es deseable durante varias semanas desde ahora, para que las infecciones se den del modo más escalonado posible.

Cabe esperar que muchos nos infectemos, puesto que no hay inmunidad previa contra el SARS-CoV-2, que es como se llama este nuevo coronavirus. Tampoco hay una vacuna preventiva.

La parte positiva de esta crisis médica es que el cuadro clínico es generalmente leve, como un catarro, con tos, fiebre y cefalea que se autolimitan en unos pocos días. Solo las personas con edad avanzada y/o con otras patologías (bronquitis crónica, insuficiencia cardíaca, cáncer, etc.) pueden experimentar complicaciones respiratorias más graves. 

Especialmente deben tratarse las sobreinfecciones bacterianas y las neumonías. Por eso es importante que todos esos casos puedan ser valorados adecuadamente por los médicos. Eso es más fácil si no se colapsan los servicios de urgencias en dos semanas y las consultas se escalonan a lo largo de unos meses. En cualquier caso, la tasa de mortalidad de COVID-19 no parece ser mayor del 2%, como la gripe, siempre y cuando los pacientes puedan ser bien atendidos médicamente.

Es previsible que cuanto más se conozcan los mecanismos de transmisión, la prevención y gestión de contagios mejore. En resumen, aunque no se desarrollen vacunas ni antivirales eficaces, hay motivos suficientes para el optimismo.