El primer caso mortal de gripe aviar H5N1 en humanos ha sido comunicado el 6 de enero en EE.UU. (CDC 2025). Se ha denominado ‘paciente de Luisiana’. Era un varón de 65 años con varias enfermedades crónicas. Contrajo la infección tras exponerse a las aves de corral y salvajes que criaba. Desarrolló neumonía e insuficiencia respiratoria, que requirió ingreso en una unidad de cuidados intensivos, donde falleció a las pocas semanas.
Virus de la gripe
Es un virus ARN, como el del COVID-19, el SIDA, el Ébola o la hepatitis C. De manera exclusiva, el virus de la gripe tiene su genoma dividido en 8 fragmentos, lo que aumenta su capacidad de mutación por recombinación genética.
La gripe aviar es una enfermedad infecciosa respiratoria que generalmente afecta a las aves. La variante D1 se identificó por primera vez en el sudeste asiático en 1996. Desde entonces es responsable de la epidemia de gripe aviar más grave de la historia. Ha diezmado la población de aves en algunas regiones del planeta.
Las formas graves de la gripe aviar pertenecen a las variantes H5 y H7. Desde 1955, la mayoría de brotes en aves han sido producidos por 3 linajes. En las aves de corral infectadas emergió el subtipo 2.3.4.4b, que se ha propagado por todo el mundo y, además, ha infectado a diversos mamíferos. El primer brote en humanos se describió en 1997, con 18 enfermos y 6 muertes. Todos se habían expuesto a aves infectadas.
En las últimas décadas se han descrito cada vez más casos en mamíferos, como zorros que se alimentaron de aves muertas e infectadas. En Sudamérica, los brotes de infección por H5N1 en leones marinos han devastado su población en algunas regiones. En España, en 2022 se produjo en Galicia un brote de gripe aviar en una granja peletera donde se criaban 50.000 visones, que fueron sacrificados.
Riesgo de pandemia
La variante circulante de gripe aviar H5N1 sólo salta la barrera animal y contagia a humanos en casos de exposición muy próxima y prolongada. Por eso son ocasionales y casi todos en personal con exposición laboral a aves u otros animales (granjeros, veterinarios, etc.).
El cambio más inesperado y preocupante en H5N1 se produjo en 2024 en Texas, cuando el virus se aisló en el ganado vacuno lechero. Desde entonces, más de 700 granjas en EE.UU. han comunicado casos vacunos de H5N1. La nueva variante del virus se replica en las glándulas mamarias de las vacas infectadas, lo que convierte a la leche no pasteurizada en una fuente de contagio peligrosa.
Durante el año 2024 se han identificado 66 casos humanos de gripe aviar H5N1 en EE.UU., casi todos en pacientes con manifestaciones clínicas leves (Garg y cols. N Engl J Med 2024). Todos han sido zoonosis, esto es, contagios tras exposición a animales infectados. Se trata del genotipo D1.1 de aves o del genotipo B3.13 de vacas. Hasta ahora no se han comunicado casos de transmisión entre humanos.
Los estudios de genomas en aguas residuales son una herramienta eficaz para monitorizar la circulación de virus en diversas comunidades. Esos análisis han pasado a ser muy relevantes para la vigilancia epidemiológica y la prevención de epidemias por parte de las agencias de salud pública. En EE.UU. los trabajos recientes han dado la alerta sobre la creciente y amplia circulación de H5N1 en diversas regiones (Tisza y cols. N Engl J Med 2024).
La posibilidad de mutar del H5N1 a formas con fácil transmisión entre humanos sería el requisito para que se produjera un brote epidémico y una eventual pandemia (Lin y cols. Science 2024). Por otro lado, está por ver la patogenicidad que pudiera tener una variante pandémica de H5N1. A diferencia de la elevada mortalidad de la gripe aviar en humanos descrita en el sudeste asiático y Egipto, la gravedad ha sido baja en los casos humanos descritos hasta ahora en Norteamérica (Ison & Marrazzo. N Engl J Med 2024).
Prevención y tratamiento
A diferencia de COVID-19, ya existen vacunas y antivirales activos frente a H5N1. El desafío mayor estaría en su rápida y amplia accesibilidad. Respecto a las vacunas, las estacionales producen cierta protección cruzada y podrían ser útiles antes de disponer de vacunas específicas. El CDC americano ha revisado recientemente el uso del tratamiento antiviral en la gripe, para reducir el riesgo de resistencias (oseltamivir, bolaxavir). Con esa finalidad, recomienda considerar la prolongación del tratamiento más allá de 5 días, doblar la dosis y utilizar combinaciones de varios antivirales.
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