¿Miedo a la vacuna o al coronavirus?

El miedo a los efectos secundarios que pueden producir las vacunas contra el coronavirus del COVID-19 ha enlentecido el ritmo de vacunación. ¡Es una mala noticia! Ha ocurrido a pesar de que la Agencia Europea del Medicamento (EMA) se ha pronunciado en varias ocasiones defendiendo que el beneficio de la vacunación supera con creces los efectos adversos que pueden aparecer en algunas personas. 

Con el fin de informar con rigurosidad, FAMMAideas organizó el 8 de abril un debate sobre las vacunas del COVID-19. El día anterior (7 de abril), la EMA se pronunció a favor de la vacuna de AstraZeneca, a la vez que reconocía una posible asociación con casos muy infrecuentes de trombosis venosas atípicas, esto es, en los senos cavernosos cerebrales y en la circulación esplácnica (abdominal). En contra de lo esperado, las trombosis venosas en la piernas -que constituyen un trastorno de la coagulación más frecuente- no se han asociado a la vacunación. Además, suelen acompañarse característicamente de trombopenia, lo cual es paradójico. 

Hasta el 5 de abril, la EMA había recogido información de 222 casos de trombosis tras recibir la primera dosis con AstraZeneca más de 45 millones de vacunados. Habían fallecido 40 de ellos. Aunque predominaban las mujeres y las personas de edad inferior a 60 años, estaban representados todos los grupos de población.  

Dos publicaciones recientes en el New England Journal of Medicine (Gerinacher et al. 2021; Schultz et al. 2021) han propuesto el mecanismo hipotético de estas raras trombosis asociadas a vacunas. Recuerdan a la trombocitopenia asociada a heparina, un trastorno que puede producir fenómenos trombóticos paradójicos. Se ha descrito tras infecciones, cirugía de prótesis de rodilla o administración de heparina. Se forman complejos en la circulación entre una molécula de carga eléctrica negativa (la heparina) y el PF4 (platelet factor 4), que tiene polaridad positiva, lo que desencadena la cascada de la coagulación. 

En el caso de la vacuna frente al COVID-19, los fenómenos de trombosis con trombocitopenia podrían producirse como efecto indeseado de la respuesta inmune que aparece pocos días después de la inyección intramuscular. La EMA ha puesto en marcha investigaciones para conocer si estos raros efectos secundarios parecen con otras vacunas frente a COVID-19, si pueden prevenirse de algún modo y si pueden aparecer con la segunda dosis.

Mientras tanto, el beneficio de la vacunación es más que evidente en lugares donde se ha vacunado una elevada proporción de la población, como Israel y Reino Unido. En España lo vemos de cerca con Gibraltar, donde la actividad se ha normalizado casi por completo y apenas hay ya restricciones. Por tanto, el reconocimiento de los infrecuentes efectos adversos trombóticos no debería ralentizar el ritmo de vacunación. En ausencia de antivirales eficaces, solo tenemos un arma frente al COVID-19: las vacunas. 

La discusión sobre el derecho de las autoridades a obligar a vacunarse puede minimizarse con la puesta en marcha del pasaporte inmunitario, promovido por la Unión Europea. Permitirá conciliar de algún modo el bien común de salud pública (frenar la transmisión viral, las hospitalizaciones y las muertes) y el derecho individual a no vacunarse (por recelo a una complicación yatrogénica para prevenir un hipotético COVID-19 grave).